La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, consideró el jueves que los que son "verdaderamente responsables" del asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul el mes pasado deben "rendir cuentas".
"Los que son responsables, verdaderamente responsables, de este terrible asesinato deben rendir cuentas", declaró Mogherini en una rueda de prensa en Ankara junto al ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlüt Cavusoglu.
Khashoggi, un periodista crítico con Riad que escribía principalmente para el Washington Post, fue asesinado el 2 de octubre en el consulado general de Arabia Saudita en Estambul, donde había acudido a hacer un trámite administrativo.
Este asesinato provocó una ola de indignación en el mundo y empañó considerablemente la imagen de Arabia Saudita, en particular la del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, acusado por la prensa y los dirigentes turcos de haber dado la orden de matar a Khashoggi.
La justicia saudita anunció la semana pasada que pediría la pena de muerte contra cinco personas acusadas de haber participado en el asesinato.
"Para nosotros, pedir cuentas no es sinónimo de venganza", declaró Mogherini. "Siempre nos hemos opuesto, por ejemplo, a la aplicación de la pena de muerte. Pero esperamos (...) una investigación completa, transparente y justa", agregó.
Mientras el cadáver de Khashoggi sigue desaparecido, el jefe de la diplomacia turca puso en duda la voluntad de las autoridades saudíes de cooperar con la justicia turca para resolver el caso.
"Hemos aceptado constantemente las propuestas de colaboración con Arabia Saudita. Sin embargo, si su objetivo es solo obtener nuestras informaciones y cerrar el caso, entonces no es correcto", agregó Cavusoglu.
"Hasta el día de hoy no hemos podido obtener ningún elemento del fiscal general saudita", denunció el ministro, e instó una vez más a "sacar a la luz las verdaderas responsabilidades" en el asesinato.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan afirmó que la orden de matar a Khashoggi venía de "las más altas esferas" del Estado saudita, aunque subrayó que no creía que el rey Salmán tuviera ninguna responsabilidad.
Los observadores lo interpretaron como una acusación directa contra el príncipe heredero aunque Ankara se ha guardado de hacerlo abiertamente.